Alemania perdió parte considerable de su territorio, que
además fue ocupado y dividido entre los aliados durante más de 45 años. Se
estima que entre 12 y 14 millones de alemanes étnicos y sus descendientes
fueron desplazados de las antiguas posesiones del Imperio.
En 1949, tras aprobarse en el
oeste una nueva Constitución, se creó la República Federal
de Alemania (RFA), que al cabo de pocos años recobraría parte de su soberanía,
incluyendo la capacidad de mantener un ejército, y pasaría a integrarse, en
occidente, como miembro de las Comunidades Europeas y de la OTAN.
Por su parte , la República Democrática
Alemana ( constituida en 1949 como respuesta a la fundación de la RFA ) entraría desde un primer
momento a formar parte del Pacto de Varsovia y el bloqueo soviético.
De esta forma, encarnó la
situación que se vivía a nivel mundial en el marco de la Guerra fría. Berlín, la
antigua capital imperial, fue dividida en dos bloques.
La parte oriental de la ciudad,
bajo control comunista, construye un muro para evitar el contacto y la huida de
su población hacia la parte occidental, fenómeno que se había intensificado a
lo largo de la década de los años 50, como consecuencia del Milagro económico
alemán.
La tibia persecución de los
criminales del régimen nazi provocó el rechazo, por parte de las nuevas
generaciones de la RFA ,
lo que contribuyó al estallido de las protestas de 1968.
Tras una historia de incidentes y
desencuentros entre los dos estados alemanes, el muro de Berlín se abrió a la
circulación el 9 de noviembre de 1989, con posterioridad a las fugas masivas de
ciudadanos de la RDA
hacia territorio occidental, que se produjeron a través de Hungría y
Checoslovaquia en el verano de ese mismo año.
Alemania se reunificó el 3 de
octubre de 1990, recobrando su plena soberanía, al quedar definitivamente
suprimido el régimen de control político y militar de las potencias vencedoras
de la Segunda Guerra
Mundial.